Con las fiestas pasadas y la vuelta a la normalidad, he de confesar que... ¡estoy muy enfadada! y es que cuando algo se tuerce... ¡es que se tuerce y sin remedio!
Para empezar, porque los he visto y los he comido, si no creería que los huevos blancos, NO EXISTEN, ¿¿¿cómo es posible que sea tan difícil encontrarlos??? ni supermercados (de cualquier marca, me da igual), ni fruterías, ni pollerías, ¡ni nada!
Y para continuar, aunque nunca me salen las recetas del todo bien a la primera... ¡es que ésta ya desde el principio decidió reírse de mi!... se supone que la masa tiene que quedarse hecha un pelota, la mía NO, se supone que antes de cocerla, tiene que subir, la mía NO, se supone que las monas recién hechas están blanditas... por supuesto, con este currículum... las mías NO, ¡duras como rocas!
Pero como os lo prometí, os enseño cómo quedaron finalmente y os doy los links, por si quereis intentarlo... los huevos quedaron bastante chulos, aunque el colorante tardaba bastante en cojer y no lo hacía de una manera bastante uniforme (os enseño las partes bonitas, claro), supongo que sobre el huevo blanco, será más fácil y el contraste es mayor, si tenéis algún consejo para mi con respecto a la mona, estaré encantada de aplicarlo (si me vuelvo a animar)...
¡Suerte!